Este 31 de diciembre no diré adiós, simplemente rogaré que nada se vaya, tampoco mi dosis de tristeza. Qué haría sin ella. Seguir viviendo así, de esta manera, incluso seguir viviendo sin ti...
No me gusta olvidar. El olvido es la muerte pequeña. Si olvidara tus ojos y ese aura brillante que envuelve tu cuerpo, mis ojos tardarían en volver a reír.
No me gusta pedir, pero pido una cosa: que cada día de mi vida, tenga un segundo de esperanza, que pueda sobrellevar y atravesar por el sufrimiento que me toque vivir y también por la alegría que me esté deparada
Pido otra cosa, que debería de ser la primera, pido capacidad para amar, amaros, a todos vosotros, a todo lo que existe y a lo que no existe. Que mi corazón se derrita como la mantequilla en una tostada caliente. No quiero un corazón duro.
Ahora, después de mis dosis perfectas de café y cigarrillos, voy a teñirme el pelo, llevaré a Canelita al veterinario, está con su segundo embarazo sicológico (riesgos de la virginidad canina) compraré pan que es lo único que me falta para despedir el año. Y unas flores bonitas. Limpiaré el cuarto de baño y la cocina para que los ojos escaneadores de mi querida hermana no tengan donde pararse.
Y tú, mi dulce bien, mi cielo, mi cariño, mi tesoro, mi hobby, levanta tu copa y brinda…
CGC
31/12/2008 9:25:28