viernes, 31 de octubre de 2008

En la mañana


Cuando las primeras rayitas de mi persiana se iluminan, abro los ojos.

Han desaparecido las tinieblas de la noche y si hay suerte la mañana será lo mejor del día, mi cabeza estará en su mejor estado; muy clara, con el cuerpo descansado, la mente abierta y limpia de todo pensamiento del pasado. Sin angustia por el presente, sin miedos ni temores y lo que es mejor, con buenas ideas para mis escritos, que casi siempre se me olvidan y luego tengo que ir improvisando.

Me levanto sin mirar el reloj y voy a la cocina a preparar mi rico café y al ordenador para que se caliente rápido.

Las mañanas es el mejor momento. Mi madre se levantará dos horas más tarde y con ella Canelita. Todo es silencio, roto por el suave golpear del teclado y por el ligero gorgoteo del café al subir.

Sola, como a mí me gusta. En bata de casa, sin lavar y sin peinar con mis zapatillas tan calentitas, con el único pensamiento práctico de cortarme las uñas, antes de que se me olvide. Lo demás vendrá después.
No me atacan los pensamientos tristes, no tengo ningún interés en analizar el pasado, ni en necesitar a nadie, incluso siento que mis sentimientos “amorosos” son nulos. Que ya no quiero a nadie en mi cama y que si nadie me quiere, mejor que mejor.

Creo que en estas mañanas, que no son todas, en las que me encuentro tan bien y tan sensata, lo único que tengo en mi cabeza son palabras, palabras, sin sentimientos, sin amor, sin odio, sin esperanza. Cosas bonitas que me hacen sentir lejos del mundanal ruido. Y de aquel que temo tanto.

Se levanta mi madre, desde la puerta, me grita:

- Ya estás fumando, si sigues así te vas a morir joven.

Claro que me moriré. Pero joven, ya no.

Empieza el día…

CGC

jueves, 30 de octubre de 2008

Jaime Sabines.Te quiero a las diez de la mañana



Te quiero a las diez de la mañana

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,
y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y
con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la
comida o en el trabajo diario, o en las diversiones
que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con
la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y
siento que estás hecha para mí, que de algún modo
me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos
me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y
los dos desaparecemos un instante, nos metemos
en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo
hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en que no
te conozco, en que me eres ajena como la mujer
de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo
yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense
en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién
podría quererte menos que yo amor mío?

Jaime Sabines


martes, 28 de octubre de 2008


Noté que te quería,
Cuando,
Al tropezar con tu vaso,
La cerveza se calentó.

CGC

lunes, 27 de octubre de 2008

Quiero raptarlo




Quizá sea mejor que te deje de querer en primavera.

Podaré mis geranios, pero quien se atreve a quitarse las ramas y a pasar todo un largo invierno con la cabeza totalmente vacía y helada. Mis reservas no llegan para tanto.

Creo que te voy a querer un invierno más, después ya veré lo que hago. Esta tibieza es mejor que darme a la repostería y a la puta limpieza.

Que va a ser de mí sin poder recurrir a tu imagen, a la caída de tus ojos a tu coquetería. Aunque luego no pueda dormir. Pero no me importa mi insomnio a plazo fijo, estoy cansada de dormir tan bien.

Mi cariñito por ti, es lo más real y lo único sugerente que hay en mi vida de fantasma, de fantasma en pena.

Acostumbrada a mi soledad llena de monólogos, ya no hago preguntas, no me interesan las respuestas. Por eso podré quererte otro invierno más, si dios quiere.

Yo te inventé. Yo te quiero y no te quiero. Yo te hablo y te escucho. Yo te visto y te desnudo…Y hoy, voy a llevarte al cine... ¡Qué más puedo pedir!

A veces la vida se vuelve “rara” por un día, por mil días. Por eso yo busco tu calor, el calor que de ningún modo me darás.
Y que, aunque sea un delito, yo quiero raptarlo.




CGC

sábado, 25 de octubre de 2008

José Ángel Valente. Poema


POEMA

Sentí real el pálpito
de tu oscura impresencia.

Supe que estabas.
Te busqué.
Ardía lento el fuego en los rincones
más secretos del ciego laberinto.


No busqué la salida, la imposible
salida.
Te buscaba.

Manifiéstate,
dije, sintiendo repentino
que ya lo habías hecho en el latido
de lo no manifiesto.

(el dios) 1° de mayo de 1997

José Ángel Valente

lunes, 20 de octubre de 2008

Claudio Rodriguez. Ajeno


AJENO

Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.


Claudio Rodríguez

domingo, 19 de octubre de 2008

Pero no


Ahora, cuando me siento aquí, delante de mi ordenador, sola, me invade una sensación de nostalgia de tristeza y en el fondo, de cierto conformismo, con lo que es mi vida.

Y a mi mente no vienen más que imágenes del pasado, imágenes desteñidas, turbias, muy lejanas, que casi no tienen forma. Imágenes que no tienen color, que no tienen palabras. Que están ahí como los restos de una bomba, de una explosión.Y sólo me queda una cosa, por hacer, limpiarlas y restablecer el orden.

Siento que mi vida sentimental se ha terminado. Que no volveré a sentir amor, que no volverá a haber amor en mi vida. No me creo con capacidad de volver a querer a nadie, de volver a estar enamorada. Y si por un segundo, me pasa por la cabeza, que aún puede suceder, me invade el terror; me veo enajenada sin saber qué hacer con ese bendito don y corriendo a refugiarme en mi agujero, en mí silencio.

Pensé que mis fantasías, no podrían hacerme daño, pero no es cierto. También me hieren. Quiero que se conviertan en realidad. Y eso es imposible.
Hay algo en tu persona que a mí me llega, hace que me sienta cálida, amorosa, con deseos de pasar mi mano por tus ojos y absorber tu hermosura.

Pero sé muy bien que de ningún modo tocaré tus ojos y sé muy bien que no hay nada en ti que quiera favorecerlo.

Y entonces yo deseo sólo una cosa, volar, volar e irme muy lejos. Alejarme de mis sentimientos, que son quimeras, de mí, de lo que es mi vida, que sin un poco de amor no vale nada y que no comprendo, que no comprendo en absoluto.

Estoy triste, hoy, ahora, porque no te puedo querer, no puedo querer hoy, y cuando puedo querer (aunque sea de mentira) no sabría qué hacer contigo. Quizá tus brazos, acabarian con el hilo de vida que aún me queda. Tengo tanto miedo de perderme, más aún.

Creo que va siendo hora de despertar. Pero no puedo o no quiero.

CGC

viernes, 17 de octubre de 2008

Joan Magarit. Mujer de invierno



MUJER DE INVIERNO

Hoy que la soledad
es la última forma del amor,
esta triste ciudad ha hecho que pierda
lo que había perdido, ya, de ti.
¿A qué has venido?
¿Quién eres, si eres sólo
la imagen en el fondo del pozo de mí mismo?
He quemado tu cuerpo en mi interior,
todo ha llegado demasiado tarde.

Joan Magarit

jueves, 16 de octubre de 2008

Delicadeza


Me rindo.

Dejo mis cartas
Sobre la mesa,
Boca abajo.

Tú ganas
Aunque nada,
Has apostado.

Una mano más
Y pereceré,
En tú exquisita, delicadeza...

CGC

lunes, 13 de octubre de 2008

Más prozac


Tuve un amigo que me quería mucho, así me lo declaraba año tras año. Pidiéndome que saliera con él, no se cansaba nunca.
Era un hombre perfecto o casi perfecto, pero, a mi corazoncito, no le gustarban las perfecciones.
Nunca logró seducirme. Para mí no tenía ningún sexapel, aunque estaba sobrado de todo lo demás.

Mientras él me rogaba , yo andaba con mis amores peleones, que me querían y no me querían. Que los dejaba y que volvían, que me ornamentaban de vez en cuando.

Siempre me preguntaba, como era posible esa falta de atracción por X cuando era, el mejor hombre, que conocía.

Aunque siempre fuimos buenos amigos, nos separaba esa obsesión que él sentía por mí.

Fuí aprendiendo, que, por mucho que tú quieras, y lo mucho que tengas que ofrecer, si un hombre o una mujer no te quiere, pues no te quiere y punto.

Tengo que decir que ese amor-obsesión que se me ofrecía, me era muy grato, y siempre he conservado esos recuerdos como un tesoro de los mejores que me han dado en la vida. Sin merecerlo.

Pienso que el amor no tiene nada de objetivo, ni de real ni es merecedor de tanta literatura. El amor es una creación de tú cabeza y una respuesta a tú necesidad de estar viva y sentir algo “trascendente” ante la Nada a la que irrevocablemente va la vida.

De todas formas no hay nada mejor que sentir que amas, que eres amada: Preparar una buena comida con un buen vino, compartir un buen colchón, escuchar a a la Chavela y dejarte de historias,

En los sentimientos no se manda, ni siquiera en los propios y en los de los demás ni te digo.

Porque nadie es de nadie, ninguna mente es de otra mente y el colchón mejor que sea el tuyo, pues sino, puede que quieran quitártelo.

Sí, el amor es un entretenimiento,el mejor de todos. Que parece barato, pero puede salir caro, sobre todo, si te lo crees a pies juntillas.
Y cuantas veces utilizamos el amor para combatir nuestro hastío, incluso nuestra depresión. Es por eso por lo que digo que:

“Menos amor y más prozac” Aunque los dos tienen efectos secundarios.



CGC

Lunes, 13 de octubre de 2008. Gijón

sábado, 11 de octubre de 2008

George Moustaki. Declaración


DECLARACIÓN (1973)



Declaro el estado de felicidad permanente

y el derecho de cada uno a todos los privilegios.

Digo que el sufrimiento es un sacrilegio

cuando hay rosas y pan blanco para todos.

Contesto contra la legitimidad de las guerras,

la justicia que asesina y la muerte que castiga,

las conciencias que duermen en el fondo de la cama,

la civilización en brazos de mercenarios.

Veo cómo muere este siglo envejecido.

Un mundo diferente renacerá de sus cenizas

pero no basta con esperarlo:

ya lo esperé demasiado. Lo quiero ahora.



Que mi mujer sea hermosa a todas las horas del día

sin tener que esconderse tras el maquillaje

y que no se vuelva a hablar de posponer

el deseo que siento por ella y por hacerle el amor.

Que nuestros hijos sean hombres, no adultos

y que sean lo que nosotros queríamos ser entonces.

Que seamos hermanos, camaradas y cómplices

en lugar de ser dos generaciones que se insultan.

Que nuestros padres puedan por fin emanciparse

y que se tomen tiempo para acariciar a su mujer,

después de toda una vida de sudor y lágrimas

y entreguerras que no eran la paz.



Declaro el estado de felicidad permanente

sin que sean sólo palabras con música,

sin esperar a que vengan los tiempos mesiánicos

y sin que se vote en ningún parlamento.



Digo que desde ahora seremos responsables.

No rendiremos cuentas a nada ni a nadie

y transformaremos el azar en destino,

solos a bordo, sin maestro, sin dios y sin diablo.



Y si quieres venir, cruza la pasarela,

hay sitio para todos y cada uno

pero nos queda todavía camino por delante

para ver brillar una estrella nueva.



Declaro el estado de felicidad permanente.

George Moustaki

viernes, 10 de octubre de 2008

Gibrán khalil Gibrán. La noche y el loco


LA NOCHE Y EL LOCO

Soy como tú, ¡oh Noche!, oscuro y desnudo; camino por la flameante senda que está por encima de
mis sueños diurnos, y siempre que mi planta toca la tierra brota de ella un roble.
-No; no eres como yo, ¡oh Loco!, pues aún te vuelves a ver cuán grande es la huella de tus pasos en
la arena.
-Soy como tú, ¡oh Noche!, silente y profundo, y en el corazón de mi soledad yace una diosa en
trabajo de parto; y en el ser que de ella está naciendo el Cielo toca al infierno.
-No; no eres como yo, ¡oh Loco!, pues te estremeces aún antes de sentir el dolor, y el canto del
abismo te aterroriza.
-Soy como tú, ¡oh Noche!, salvaje y terrible; pues mis oídos perciben los gritos de naciones
conquistadas y suspiros de olvidadas tierras.
-No; no eres como yo, ¡oh Loco!, pues aún consideras a tu pequeño ego un compañero, y no puedes
ser amigo de tu monstruoso ego.
-Soy como tú, ¡oh Noche!, cruel y terrible, pues mi pecho está alumbrado por barcos que arden en el
mar, y mis labios están húmedos de sangre de guerreros degollados.
-No; no eres como yo, ¡oh Loco!, pues aún está en tí el anhelo de encontrar a tu alma gemela, y no has
llegado a ser ley para ti mismo.
-Soy como tú, ¡oh Noche!, gozoso y alegre; pues quien mora en mi sombra está ahora ebrio de vino
virgen, y quien me sigue va pecando con regocijo.
-No; no eres como yo, ¡oh Loco!, pues tu alma está envuelta en el velo de los siete pliegues, y no llevas
en la mano el corazón.
-Soy como tú, ¡oh Noche!, paciente y apasionado; pues en mi pecho están enterrados mil amantes
muertos, envueltos en sudarios de marchitos besos.
Loco, ¿de veras piensas que eres como yo? ¿Te pareces a mí? ¿Puedes cabalgar en la tempestad como un
potro salvaje, y asir el relámpago cual si fuera una espada?
-Sí; como tú, ¡oh Noche!, como tú, soy poderoso y alto, y mi trono se asienta sobre montañas de dioses
caídos; y también ante mí desfilan los días para besar la orla de mi veste, sin atreverse a mirarme al rostro.
-¿Piensas que eres como yo, tú, el hijo de mi más oscuro corazón? ¿Puedes pensar mis indómitos
pensamientos y hablar mi vasto lenguaje?
-Sí; somos hermanos gemelos, ¡oh Noche!; pues tú revelas el espacio, y yo revelo mi alma.
Gibran Khalil Gibran

jueves, 9 de octubre de 2008

Rubén Bonifaz Nuño.Ningún otro cuerpo como el tuyo


Ningún otro cuerpo como el tuyo
vino a salir sobre la tierra,
porque él es tú. Domingo diario,
simposio y lecho y mesa puesta
para los sentidos no platónicos.

Sin verte ni oírte, voy formándole
el molde de un instante tuyo;
el estuche justo, tu morada.
Espacio puro, impenetrable,
donde guardarlo aprisionado.

Siguiendo los innumerables
peldaños infinitesimales
de tu olor, bajando y ascendiendo,
las superficies reconozco,
maravilladas, de tu cuerpo.

Hueles a escollo soleado,
a huertas en la sombra, a tienda
de perfumes; a desierto hueles,
tierra grávida, a llovizna;
a carne de nardo macerada,
a impulsos de ansias animales.

Y cada aroma halla respuesta
en un sabor que lo sostiene,
y el regusto de la sal, el agrio
del fruto en agraz; dulcísimo,
el del fruto maduro y pleno,
el amargor donde floreces,
mezclándose, ardiendo, disolviéndose,
hacen de ti un sabor; el único
sabor, el que te vuelve en suya.

Y con él completo la armadura
del perfecto espacio: tu recinto
inequívoco, el sitio de ti misma.


Rubén Bonifaz Nuño (México)



Copiado de:



http://noctambulario.blogspot.com/

miércoles, 8 de octubre de 2008

Nazim Hikmet. El más bello de los mares


El más bello de los mares
es aquel que no hemos visto.
La más linda criatura
todavía no ha nacido.
Nuestros días más hermosos
aún no los hemos vivido.
Y lo mejor de todo aquello que tengo que decirte
todavía no lo he dicho.

Nazim Hikmet
.

martes, 7 de octubre de 2008

Amores


Todos los hombres que he amado, eran morenos; menos uno que era rubio.

Todos eran guapos, más guapos que yo, más inteligentes, más talentosos y mucho más pacíficos...

A uno lo dejé yo. Con los demás, aún no tengo claro quien dejó a quien.

Todos menos uno, se casaron con mujeres con más pasta que yo y más limpias.

Todos prosperaron lejos de mí. Yo digo que algo importante aprendieron en mi compañía.

Cuando casualmente me he vuelto a encontrar con alguno, alaban su vida familiar para a continuación querer meterse en mi cama.


Creo que soporto bien muchas maldades, pero las hipocresías…

Todos han envejecido, milagrosamente bien y creo que han llegado a parecerse los unos a los otros.

Sinceramente, yo prácticamente no me acuerdo de ninguno de ellos, ni de sus habilidades, si es que las tenían. Recuerdo sus nombres y poco más. Bueno algo más sí.

Más o menos, todos me hicieron sufrir y espero haber hecho lo mismo con ellos.

Toda la vida perdiendo el tiempo con el género masculino.
Pero quien seria yo, sin esas criaturas de Marte o de Júpiter o de donde sean, que me dieron, casi todo lo que hay en mi cabeza de Real y con los que aprendí a amar a odiar a esperar, a salir corriendo a besar...

A saber que no hay más vida que la fuerza de sus brazos apretando mi cuerpo, aunque todo sea efímero.


Si no fuera por ellos, en mi cabeza ( parodiando un poema) “no habría más que libros y flores de plástico".

A mis amores pasados. Gracias.

CGC