viernes, 27 de junio de 2008

Te necesito



Yo te necesito, para seguir adelante con mi sueño. Te necesito por completo y daría cualquier cosa para que no perdieras el ánimo y volvieras con toda la fuerza de que eres capaz, yo sé muy bien que tienes mucha fuerza, mucho poderío, mucho carisma. Si no fuera así, ¿cómo te crees, que me has cautivado a mí? Y no te creas que yo me engancho al primero que pasa.

Por eso te necesito, porque tú tienes todo aquello que a mí me falta y sin ti, todo esto se va al garete. Te necesito, por favor no me dejes, no nos dejes. Todos estos años van a perderse si tú no estás. Con un talento capaz de distinguir lo blanco de lo negro, de tener una visión clara, de actuar, de saber donde están los problemas, no se tiene todos los días. Y tú no quieres.

Si la rutina te sobrepasa, ten paciencia. ¿Acaso hay algo mejor que una rutina bien organizada? Las cosas en su momento, a su hora en su sitio.

Pido, te pido que vuelvas, cuentas con mi respeto, mi apoyo, mi cariño. Un cariño que no pide nada más y que te ofrezco de forma fraternal.

Necesito, me hace falta tu cerebro, de lo demás, te aseguro que puedo olvidarme.

CGC


27/06/2008

martes, 24 de junio de 2008

Hacia otro mar


Castelldefels.
Triste estación de RENFE
Machacada por el sol.

Los raíles rápidos,
Me llevan hacia Sants.

Después hacia otro mar,
Tu mar salvaje y frío.

Voy sola, tranquila
Serena, desarmada.

No estás aquí
No estarás.

Ni como amigo.



Entre Castelldefels y estación de Sants

Junio 2008-06-24

CGC

lunes, 23 de junio de 2008


No tengo nada
Para darte.

Salvo mis labios.

Que articulan
Palabras AZULES.

Sobre la moqueta
De este Gran Hotel.

Sitges, junio 2008

CGC

jueves, 12 de junio de 2008

Dámaso Alonso. En la sombra


En la sombra

Sí: tú me buscas.

A veces en la noche yo te siento a mi lado,
que me acechas,
que me quieres palpar,
y el alma se me agita con el terror y el sueño,
como una cabritilla, amarrada a una estaca,
que ha sentido la onda sigilosa del tigre
y el fallido zarpazo que no incendió la carne,
que se extinguió en el aire oscuro.

Sí: tú me buscas.

Tú me oteas, escucho tu jadear caliente,
tu revolver de bestia que se hiere en los troncos,
siento en la sombra
tu inmensa mole blanca, sin ojos, que voltea
igual que un iceberg que sin rumor se invierte en el
agua salobre.

Sí: me buscas.
Torpemente, furiosamente lleno de amor me buscas.

No me digas que no. No, no me digas
que soy náufrago solo
como esos que de súbito han visto las tinieblas
rasgadas por la brasa de luz de un gran navío,
y el corazón les puja de gozo y de esperanza.
Pero el resuello enorme
pasó, rozó lentísimo, y se alejó en la noche,
indiferente y sordo.

Dime, di que me buscas.
Tengo miedo de ser náufrago solitario,
miedo de que me ignores
como al náufrago ignoran los vientos que le baten,
las nebulosas últimas, que, sin ver, le contemplan.



Dámaso Alonso

miércoles, 11 de junio de 2008

Soledad



Me desperté con el corazón triste, abrí los ojos a un nuevo día en el que tampoco estarás.

No sé si lloré, pero las lágrimas rodaron por mis mejillas hacia la almohada. Puede que llorar en soledad no sea llorar, solo derramar líquido salino, no consuela.

Mi vida se ha cerrado en círculos concéntricos en los que el amor está atrapado. Quedan capas y capas de sentimientos pero el amor el amor compartido se fue quizá para siempre.

Eso es la soledad. Todo lo que tengo es producto de mi imaginación y mi obsesión. Lo sé y me duelen las mentirijillas de mi alma.

No eres tú. No existes. No estás. Me has dejado sola en esta noche llena de niebla. Quiero apartarte de mi pensamiento y cuando lo consigo aún es mucho peor...

Mi monólogo hacia ese monolito es patético, me roburizán esos deseos imposibles y sin objetivo. Eres cruel y yo estoy loca por creer en los milagros.

Hay momentos en la vida en los que parece que no se puede más, que la soledad y el desamor se han aferrado a cada célula de nuestra superficie, que nada va a cambiar que no puede cambiar.

Sin embargo tu mente sigue lúcida. Tu yo interno sigue íntegro y sabes muy bien que seguirás adelante hasta el fin de tus días, que podrás soportar todas las adversidades que la vida te depare y encontrar tus momentos de paz y alegría pese a eso que te falta. A ese que te falta.

Para eso estás hecha: para amar, para sufrir, para dar, para recibir. Para esperar.

Para saber que la vida no hay “cristo” que la entienda.


CGC

martes, 10 de junio de 2008

Buenos polvos


La verdad, es que hoy, no tengo el verbo fácil. Pero he tenido un sueño que no quiero
Que se me olvide. Pues me ha parecido muy revelador sobre mis tonterías y mis engaños.

Soñé que estábamos en tu casa, los dos solos. Yo tumbada sobre un diván o un sofá o una cama, y que tú me hacías el amor. Digo que tú, porque yo estaba quieta, con los ojos cerrados y una mano sobre tu hombro. Me acariciabas y me dabas todo aquello que mi imaginación había pedido de ti.


Sin hablar una palabra. Todo ello, para mi una sorpresa, pues imaginaba que tú, eras del “tipo” perezoso.

Si dijera que estaba en el séptimo cielo, me quedaría corta. Estaba en ese lugar, con esa persona, con la que quieres que se acabe el mundo por un momento.

Hacía años que no recordaba mis sueños y menos uno de un erotismo tan refinado como este.

Pues si, me gustó, me gustaste mucho. Pero...

En el momento en que parecía que aquellas sensaciones no iban a tener fin, que estarías conmigo para siempre, sonó el timbre de tu puerta. Te levantaste sin miramientos, te pusiste una camiseta blanca y saliste a abrir.

Empezaron a entrar muchas mujeres: madres, hijas, amantes, niños y al menos dos hombres. Todos fueron a un salón en el que había literas.

Yo te buscaba por toda la casa y cuando te encontraba, te dabas la vuelta hacia otra persona, con semblante duro, frío, lejano y ausente para mí.

Busqué la salida y cada puerta daba a otra habitación llena de gente y tu camisa blanca perdida entre la multitud.

Todo se convirtió en un laberinto. Tenía muy claro que me había equivocado, que contigo nunca habrá nada que no sea desencuentro.

Afortunadamente, mi Canela, que dormía a mi lado, dio unos ladridos que me sacaron de aquella angustiosa situación.

Me desperté y di gracias, porque todo estaba en su sitio.
Con la certeza de que los buenos polvos, sólo son, la primera parte de la película.

Y yo, ya he visto bastante cine.

CGC

sábado, 7 de junio de 2008

Rosario Castellanos. Destino

Foto: Yampolsky, Mariana


Destino
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
antes que lo devoren (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.

Rosario Castellanos

jueves, 5 de junio de 2008

No te entiendo


Yo no te entiendo

Veo huracanes en ti,
Leones enjaulados.

Peces muy grandes
En un acuario.

Incendios que apagas
Con vasitos
De agua.

Y no te entiendo.

Pero sé,
Que no te queda,
Ni una rosa blanca
Para mí.

CGC

lunes, 2 de junio de 2008

Mantras


A veces me escondo
En un rincón
Muy oscuro.

Recito todos mis mantras.
Sólo espero una cosa:

Que te vayas
De mi corazón.


CGC