lunes, 28 de abril de 2008

El sol de mis ojos


Podría ponerme una venda en los ojos, bajar las escaleras, salir a la calle y dejándome guiar por el imán de tu persona, llegar hasta tu casa, subir las escaleras, atravesar la madera de tu puerta, ir directa a tu habitación, meterme en tu cama, sin despertarte y pedir que se acabe el mundo de una puñetera vez.

Ahí, acurrucada en tu espalda con la nariz en tu nuca, sin tocarte, pasando mi brazo izquierdo por tu cintura, sin despertarte, buscando los talones de tus pies con la punta de mis dedos. Pero no te muevas, amor mío, pues temo que una sola de tus carias, acabe con mi vida.

Voy a hacerte un café de Colombia, una tostada a la plancha, con mantequilla y mermelada de fresa, huevos fritos con beicon, zumo de naranja y pomelo. Bajaré a la calle a robar una rosa roja para ti.

Todo es un sueño, que contigo, nunca se transforma en pesadilla. Tampoco en realidad. Yo he nacido para tus brazos, para tu corazón, para tus manos y para el silencio sideral que hay entre nosotros. Que no se rompa el hechizo de saber que estás vivo, que estás ahí, que existes, en este planeta, que sin tí, sólo gira y gira, sin sentido.

Eres el sol de mis ojos.
Quién sabe si algún día te amaré...

CGC

domingo, 27 de abril de 2008

Gioconda Belli. Yo soy tu indómita gacela

Barceló
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo, la que te quiere.

Gioconda Belli

lunes, 21 de abril de 2008

Juan Gelman. Lo que pasa.


LO QUE PASA

Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche,
en la tormenta, en la desgracia,
y más aún, te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,
y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo
como un fuego,
y me destruyes, me construyes, eres oscura como la luz.

Juan Gelman





domingo, 20 de abril de 2008

De tocar tu nuca


Me hace daño verte
También si no te veo
Tus ojos me detienen.

No se si me quieres.

No sueño contigo
Ni me acerco a tus brazos.

Me aguanto las ganas
De tocar tu nuca.

Sabes

Que me quedaré parada,
Quieta, asustada
Esperando el día,
Que mis pobres neuronas

Quieran olvidarte.

CGC

viernes, 18 de abril de 2008

Vicente Aleixandre. El último amor



EL ÚLTIMO AMOR

I
Amor mío, amor mío.
Y la palabra suena en el vacío. Y se está solo.
Y acaba de irse aquella que nos quería. Acaba de salir. Acabamos de oír cerrarse la puerta.
Todavía nuestros brazos están tendidos. Y la voz se queja en la garganta.
Amor mío...
Cállate. Vuelve sobre tus pasos. Cierra despacio la puerta, si es que
no quedó bien cerrada.
Regrésate.
Siéntate ahí, y descansa.
No, no oigas el ruido de la calle. No vuelve. No puede volver.
Se ha marchado, y estás solo.
No levantes los ojos para mirarlo todo, como si en todo aún estuviera.
Se está haciendo de noche.
Ponte así: tu rostro en tu mano.
Apóyate. Descansa.
Te envuelve dulcemente la oscuridad, y lentamente te borra.
Todavía respiras. Duerme.
Duerme si puedes. Duerme poquito a poco, deshaciéndote, desliéndote
en la noche que poco a poco te anega.
¿No oyes? No, ya no oyes. El puro
silencio eres tú, oh dormido, oh abandonado,
oh solitario.
¡Oh, si yo pudiera hacer que nunca más despertases!

II
Las palabras del abandono. Las de la amargura.
Yo mismo, sí, yo y no otro.
Yo las oí. Sonaban como las demás. Daban el mismo sonido.
Las decían los mismos labios, que hacían el mismo movimiento.
Pero no se las podía oír igual. Porque significan: las palabras
significan. Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido,
y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño...

Yo las oí. Y su sonido final fue como el de una llave que se cierra.
Como un portazo.
Las oí, y quedé mudo.
Y oí los pasos que se alejaron.
Volví, y me senté.
Silenciosamente cerré la puerta yo mismo.
Sin ruido. Y me senté. Sin sollozo.
Sereno, mientras la noche empezaba.
La noche larga. Y apoyé mi cabeza en mi mano.
Y dije...
Pero no dije nada. Moví mis labios. Suavemente, suavísimamente.
Y dibujé todavía
el último gesto, ese
que yo ya nunca repetiría.

Vicente Aleixandre



jueves, 17 de abril de 2008

De remate




Pensé que nunca te olvidaría. Y hace treinta años que no me acuerdo de ti.

Fuiste el primero que me advirtió de que mi corazón sonaba tan fuerte como los tambores de Calandra, y tú, fuiste el primer hombre al que yo vi como se le erizaban los escasos pelitos de su antebrazo, a un metro de mi cuerpo.
Ya no es que hubiera química, era la explosión de una fábrica de pirotecnia.

Rompimos antiguas ataduras con mentiras y con verdades. Sólo, para negarnos una y otra vez, para escaparnos, para poner kilómetro de por medio. Y volver como caballos sin freno.

No quisimos matar la pasión con palabras de amor, que siempre se quedan cortas. Pensábamos que no era amor.

Por eso teníamos que retarnos.
No sabía que eras más fuerte que yo y en uno de mis faroles, me clavaste el aguijón, con la constancia y suavidad, del que está acostumbrado a ser el primero de la clase. Sin maldad, de eso no tenias.

Veneno pasajero, del que no escarmienta una Ariana como yo.

Tú perdiste.
Al ver los resultados de esa, tu ” voluntad de hierro”. ¡ Imbecil ! Te pasaste. Yo no era Penélope.

Desde cuando un hombre hace más caso a los desafíos de una mujer, que a lo que le dicen sus besos.

Y desde cuando una mujer hace caso a los envides de un hombre al que no quiere mirar a los ojos...

Tontos de remate.


CGC

martes, 15 de abril de 2008

La oscuridad


Hay etapas en la vida en las construimos y otras en las que tenemos que destruir, para seguir adelante, para poder dar un solo paso adelante, pues si no lo haces así esa torre, ese laberinto esa fortaleza, caerá sobre ti misma, atrapará tu cuerpo, tu cabeza, tu cara y nunca más podrás salir,

Hay que saber en que momento tu obra deja de tener valor alguno. Es el momento en que no hay corazón, no hay corazón por ninguna parte y por mucho que intentas justificarlo, sabes muy bien que esos apegos, ese cariño que tenías, han muerto. No querías verlo, pero es así, no hay corazón y por tanto no hay presente no hay porvenir que te haga dar un solo paso más.
Por eso la belleza se rompió y no puedo cerrar los ojos.

Mi corazón ajado, ya no tiene armas con que defenderse, ya casi sólo, alguna que otra palabra para expresar el gran vacío de lo que no es, ni quieres ya que sea.

Seguiré viviendo día a día, sin mirar atrás ni un solo momento y esperando que el sol salga de verdad y que no sea un espejismo.

Aunque la oscuridad también es hermosa.


CGC

jueves, 10 de abril de 2008

José Ángel Buesa. Poema de la despedida


Poema de la despedida

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós
No se si me quisiste... No se si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a tí.
No se si te amé mucho... No se si te amé poco,
Pero si sé que nunca volvere a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en tí.

José Ángel Buesa

miércoles, 9 de abril de 2008

Hilos


Hay hilos que te agarran a la vida. Hilos que tú te creas y a los que te aferras con fuerza. Alguno de esos hilos, poco a poco se va rompiendo hasta que un día ves que se rompe definitivamente.
Hay cosas importantes a las que no puedes renunciar, porque aún tienes principios, moralidad y sabes lo que está bien y lo que está mal.

Por eso sabes que se ha roto y que ya no hay vuelta atrás. La vida es breve y no vas a vivir en la mentira, en las ilusiones, cuando no hay una gota de verdad en todo ello.
Tardas mucho tiempo en tomar decisiones, pero llega un día en el que tienes la certeza de que nada volverá a ser como el día anterior.

Está claro, no puedes aferrarte más que a ti misma y volver a empezar, sin mirar atrás, porque atrás no hay más que locura, mucha locura. Y tú, tu locura, prefieres llevarla sola.
Hay que romper, es la única forma de seguir adelante y no quedarse enredada en desamores y sinsabores.
No hay nada que pueda hacer y nada que valga la pena.
Sé que voy a llorar. Pero más vale llorar un día que luchar por nada toda la vida.

Y así con la mente clara, la mano firme y el corazón muy duro, digo adiós, no quiero nada más.

CGC

lunes, 7 de abril de 2008


Quisiera estar solo en el sur

Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.

Luis Cernuda

Un río, un amor (1929)

sábado, 5 de abril de 2008

Pilar Pallarés. "Hay una ciudad que me espera en el sur"



Hay una ciudad que me espera en el sur...

Hay una ciudad que me espera en el sur
y es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes
(necesito emborracharme
cerrar todas las ventanas que dan a esta tarde
necesito saber la cantidad exacta de deseperación que anida en
esta hora)
en el sur sé que hay una ciudad que me espera
es extraño nunca he vivido allí la tristeza de noviembre
no sé cómo será el rumor de los magnolios golpeados por la lluvia
cuando noviembre invada las avenidas
y sobrevivan las cúpulas solitarias sencillamente solas
bajo un cielo de invierno sin pájaros
no sé qué vibración de muerte se esparcerá sobre el río
en el sur
no sé si tus pasos sonaron alguna vez en las losas de la ciudad
(es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes)
tendré que enseñar a sus habitantes
el perfil asombrado de tu rostro
tendré que asesinar sus tardes de tranvías y río
con la furia que he aprendido de tu mirada
pero en el sur
qué extraño será atravesar parques y plazas
masticar el viento enervado de noviembre
descender a los muelles
sabiendo que siempre hay una ciudad que me espera
y que no tiene tu nombre grabado en las paredes.


Pilar Pallarés

martes, 1 de abril de 2008

Quédate conmigo


Quédate conmigo
Esta noche.
Ahora en este momento.

Todo está oscuro
Y tu cara brilla.

Ven a mi lado
Te trataré como a un rey.



CGC