martes, 5 de agosto de 2008

Irma Pineda. México. Sucede a veces


Sucede a veces

A Rigoberto Ávila

Sucede a veces,
que uno se enamora de los árboles,
por la sombra que producen,
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus frutos.

Sucede también, a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre,
y uno ama sus ideas,
sus labios,
su corazón,
sus brazos
o el sexo,
(porque los árboles tienen sexo).

Y sucede después, a veces,
que el árbol que uno ama
está tan cerca que asombra,
asusta.
Deja de ser un árbol
y parece un sol
que deslumbra los ojos enamorados.

Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse,
o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.



Irrma Pineda