martes, 18 de septiembre de 2007

Liberación


¿Qué quieres?

Si alguien ha esperado, pacientemente a que quisieras estar conmigo, esa soy yo. He pasado toda mi juventud, incontables años de mi vida, contigo. Tú fuiste como un oyente, cuando te pedí que te matricularas, no podías, no querías o no te daba la real gana.

Es posible que yo me hiciera de miel, por eso no te echo la culpa. Es cierto que tú eres como el perro del hortelano y yo caperucita roja, que confunde a el lobo feroz con la abuelita.

Pero todo esto había terminado, hace más de un lustro. A que vienes ahora. No puedes dejarme en paz, no te das cuenta de cuanto tiempo ha pasado. Acaso piensas que yo sigo esperándote. O que no puedo dormir sola.

Pienso que el amor es para siempre, pero eso no quiere decir, que quiera volver con un hombre que siempre está en otra parte.
Dejemos el Amor en su sitio y el Ahora tal y como está. Tú en tu casa y yo en la mía.

Sé muy bien lo pesado que eres, pero... no me llames más, no me mandes nada y menos bombones (que en realidad a quien le gustaban era a ti) ahora soy diabética. Sobre todo no me esperes en el bar de enfrente. Es un viaje demasiado largo para cabrearme y acabar con la poca paciencia que me queda.

He tardado siglos en olvidarte, ¡déjame! obsesiónate con otra cosa. No me jodas más.

No me vengas con historias; no, no podemos ni ser amigos. Ya lo sabes.

CGC

18 Septiembre 2007