martes, 29 de septiembre de 2009

Cándida González. Contigo


Contigo
Me acostumbré
A vivir
En la montaña rusa.

Lo peor fue
Que acabó gustándome.

CGC

lunes, 28 de septiembre de 2009

Cándida González. Te quiero


Te quiero;
Para no quererte.

Porque si me quisieras,

En esas manos tuyas

Podría
Perder la cabeza.

CGC

domingo, 27 de septiembre de 2009

Pablo Neruda. La reina


LA REINA

Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.

Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

Pablo Neruda

viernes, 25 de septiembre de 2009

María Elena Solórzano. Tu voz suena como en pozo limpio



Tu voz suena como en pozo limpio,
ocupa en mi vigilia el último reducto
y el primer escalón del sueño.

Tú me llamas
y sólo soy inocente halo de luna,
amargo polvo de alumbre.

En la serena espera
descubro el fino pulimento del aire,
el estigma cubierto de violetas,
el oscuro párpado de mi alma.

Me llamas para unir palabras rotas,
vaticinios y cánticos nocturnos.
Otra vez naceré en la llama,
otra vez seré lúbrica cigarra.

María Elena Solórzano

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cándida González. Medusas


No pienso en ti
No hablo contigo
Ni de ti.

No te espero mañana
Ni dentro de dos años.

Te escurriste de mis dedos
Como una medusa letal.

Y

Ni siquiera
Me has tocado.

Quizá tengo suerte.


CGC

martes, 22 de septiembre de 2009

Euler Granda. Limpieza general


De un puntapié
acabar con la ventana.
Desde el último piso
tirar el terno nuevo,
el nombre, la lascivia;
despojarme del ansia y los papeles;
arrojar a la calle
las mentiras,
las muelas que me sobran,
los amigos;
botar la basura
la calvicie
y por fin,
sin pagar el arriendo
sin avisar a nadie,
irme
donde me dejen ser
una página en limpio.

Euler Granda

lunes, 21 de septiembre de 2009

María Elena Solórzano. Ahora


AHORA
En la serenidad de este valle,
la brisa dulce
humedece las flores,
alegra mi corazón.
Sé que Tu mano
fue mi conductora
por el desfiladero proceloso
y no olvido
la sonrisa de tu lámpara
oponiéndose a la noche mortal.

María Elena Solórzano

domingo, 20 de septiembre de 2009

Karmelo C. Iribarren. Supervivencia


Supervivencia

Uno siempre espera

que suceda algo,

que algo bueno suceda,

algo que le dé un giro brusco,

un empujón, un bandazo

de suerte a su vida

de repente porque sí,

en el momento más inesperado.


Pero no pasa nada, claro,

nunca pasa nada.

Porque uno no es más que un pobre

diablo (qué te creías, pues),

un número, una fecha,

un papel olvidado en un sótano

tétrico, traspapelado

entre millones de papeles.


Y al final uno, qué remedio,

acaba aceptando que es así,

asume su trabajo,

se mira en el espejo y se da risa

(o llora, pero muy bajo)

Se dice que la vida..., en fin,

que no hay nada que hacer,

y ni siquiera se queja, para qué.


Uno ya sólo quiere llegar

al día siguiente, sin

sobresaltos, poder ver a su

equipo por la tele el sábado, fumar

menos, dormir bien, echar

de vez en cuando un

trago, cumplir años,

seguir vivo..., sin más.

Karmelo C. Iribarren

jueves, 17 de septiembre de 2009

Hermann Hesse. Huida de la juventud


Huida de la juventud

El estío, cansado, inclina la cabeza
para verse surgir, amarillo, del lago.
Hago mi camino cansado y polvoriento
por las alamedas en penumbra.
El viento titubea y corre entre los álamos.
A mis espaldas, el cielo empieza a enrojecer.
Delante de mí tengo el miedo de la noche.
Y crepúsculo. Y muerte.
Hago mi camino cansado y polvoriento,
y detenida y dudosa queda tras de mí
la juventud, que baja su hermosa cabeza
y se niega a acompañarme.

Hermann Hesse

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Dulce María Loynaz de Castillo. Amor que llegas tarde



Amor que llegas tarde,
tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?
Amor que me has buscado sin buscarte,
no sé qué vale más:
la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya...
Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
lejana... —No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...
Amor que llegas tarde, no me viste
ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.

Dulce María Loynaz de Castillo

martes, 15 de septiembre de 2009

Nazim Hikmet.La ciudad, la tarde y tú


La ciudad, la tarde y tú

Entre mis brazos estáis desnudas
la ciudad, la tarde y tú
vuestra claridad ilumina mi rostro
y también el olor de vuestros cabellos.
¿De quién son estos latidos
que baten bom bom y se confunden con nuestra respiración?
¿tuyos? ¿de la ciudad? ¿de la tarde?
¿o tal vez son míos?
¿Dónde termina la tarde dónde comienza la ciudad
dónde termina la ciudad dónde comienzas tú
dónde termino yo dónde comienzo?

Nazim Hikmet

9 de julio de 1959

lunes, 14 de septiembre de 2009

Karmelo C. Iribarren. Entonces


ENTONCES
Hay muchas maneras diferentes

De hacer feliz

A una mujer

(los grandes almacenes están llenos de ellas).

Pero yo no conozco ninguna

Tan sencilla y eficaz

Como cogerla desprevenida por la espalda

Y decirle que la quieres.

Precisamente entonces,

Cuando ya

No se lo esperaba,

Cuando quizás intuía lo peor.

Karmelo C. Iribarren

sábado, 12 de septiembre de 2009

Leopoldo María Panero. Un loco tocado de la maldición del cielo


Un loco tocado de la maldición del cielo

Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una esquina
sus canciones hablan de ángeles y cosas
que cuestan la vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya cerca de la tumba, pasa junto a él
una princesa.

Leopoldo María Panero

viernes, 11 de septiembre de 2009

Miguel Hernández. No puedo olvidar


NO PUEDO OLVIDAR

No puedo olvidar
que no tengo alas
que no tengo mar,
vereda ni nada
con que irte a besar.

Miguel Hernández

jueves, 10 de septiembre de 2009

Cándida González. Por el rictus


Por el rictus
De sus labios, noté
Que amaba Los Paraísos
Imposibles.

Pero no creí
Que sería
Para tanto…

CGC

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Federico García Lorca. Deseo


Deseo

Sólo tu corazón caliente,
y nada más.

Mi paraíso un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.

Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
de otra,
en un campo
de miradas rotas.

Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
nada más.

Federico García Lorca

lunes, 7 de septiembre de 2009

Xavier Villaurrutia. Deseo


DESEO

Amarte con un fuego duro y frío.
Amarte sin palabras, sin pausas ni silencios.

Amarte sólo cada vez que quieras,
y sólo con la muda presencia de mis actos.

Amarte a flor de boca y mientras la mentira
no se distinga en ti de la ternura.

Amarte cuando finges toda la indiferencia
que tu abandono niega, que funde tu calor.

Amarte cada vez que tu piel y tu boca
busquen mi piel dormida y mi boca despierta.

Amarte por la soledad, si en ella me dejas.
Amarte por la ira en que mi razón enciendes.

Y, más que por el goce y el delirio,
amarte por la angustia y por la duda.

Xavier Villaurrutia

domingo, 6 de septiembre de 2009

Cándida González. Sin poderlo evitar



Sin poderlo evitar
Busco el cobijo
De tu persona.

Todo lo demás
Es el lugar
De ternura necesaria.

En el Centro
El vacío
De mi soledad,

Definitiva.

CGC

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Domingo F. Faílde. Rendez-vous


RENDEZ-VOUS

Se ha llenado la tarde de trenes silenciosos.
Por la mínima senda en que los días
descienden hasta el mar, flota un rumor de óxidos
y tú agitas la mano detrás de los cristales.

Quedan allí los pétalos, temblando,
que hemos hurtado al tiempo, como láminas
de algún metal rarísimo y hermoso,
superviviente luego de tanto cataclismo.

Y allí, mientras te alejas
a bordo de las nubes, del humo, se estremecen
los árboles cansinos de la melancolía
o esas horas desiertas que señalan tu ausencia.

Vuelvo entonces la espalda hacia el vacío
en que queda tu nombre tiritando,
las calles, los caminos, las tabernas,
¿quedamos este viernes? ¿sí? ¿a qué hora?
Y el mar cubre su lecho con las últimas luces.

Domingo F. Faílde (Linares-Jaén)