martes, 18 de diciembre de 2007

No me arrepiento de haberte querío tanto


Ayer 17 de diciembre de 2007. Logré que funcionara el férreo control que le tengo puesto a mi mente para no acordarme de ti. Ni un pensamiento, ni una imagen, ni una palabra tuya. Y menos que nada, ver tus puñeteras manos, que llevaría al acuario para alimento de los tiburones.

Mi control mental es muy bueno (con perdón por la chulería), pero no es perfecto. Tiene sus lapsus y en ellos salieron sólo las cosas malas que tienes:
Tu absoluta incapacidad para decir nada agradable, para preocuparte por nada que esté fuera del circulo de tus obsesiones. Tu fragilidad emocional, al creer que tus sentimientos, tus actos o tus gilipolleces son diferentes de las del resto de los humanos.

Tonto, que eres tonto, bien tonto. Más que tonto, tontísimo. Pero yo, más.

Así pasó el día, con frialdad casi absoluta, descansando de ti, que buena falta me hace de vez en cuando.

A las 2.30 AM, me fui a la cama, pensando que había sido un día, digamos, por lo menos de un 8.
Casi tranquila, entretenida. Compré frutos exóticos, más algún que otro caprichito. El regalo de cumple de mi hermana que siempre es una tortura. Cociné para mi mamá y una de mis mejores amigas. Y algo insólito paseé a Canela hasta que fue ella la que quiso regresar.

Un día, sin esperar el amor, qué paz.

Al Entrar en mi dormitorio, encendí la luz que me iluminó con los tonos suaves anaranjados y azules de la colcha y las paredes.
Di dos pasos hacia la ventana para bajar la persiana y en ese preciso momento, vi una imagen absolutamente real (no os preocupéis que no era una alucinación) de tu cuerpo y el mío entrelazados como en una canción de Roberto Carlos.
Tu con tu camisa azul clarito, yo con mi blusa negra, escotada, de mangas de farol.
Enlazados, parados, sin movernos, sin hablar. Mi mejilla apoyada en tu clavícula izquierda y tu mentón en las raíces de mi pelo.

Y lo peor de todo, un sentimiento de amor envolvente de tí hacia mí de mí hacia tí. Sin tiempo, sin palabras, sin cadenas, sin nada. Fusión.

Sentí, que eso, era el amor. Y pensé que era la muerte.

Después de eso, al día de ayer le puse un 10 y a mis controles mentales que les vayan dando...

CGC