jueves, 9 de octubre de 2008

Rubén Bonifaz Nuño.Ningún otro cuerpo como el tuyo


Ningún otro cuerpo como el tuyo
vino a salir sobre la tierra,
porque él es tú. Domingo diario,
simposio y lecho y mesa puesta
para los sentidos no platónicos.

Sin verte ni oírte, voy formándole
el molde de un instante tuyo;
el estuche justo, tu morada.
Espacio puro, impenetrable,
donde guardarlo aprisionado.

Siguiendo los innumerables
peldaños infinitesimales
de tu olor, bajando y ascendiendo,
las superficies reconozco,
maravilladas, de tu cuerpo.

Hueles a escollo soleado,
a huertas en la sombra, a tienda
de perfumes; a desierto hueles,
tierra grávida, a llovizna;
a carne de nardo macerada,
a impulsos de ansias animales.

Y cada aroma halla respuesta
en un sabor que lo sostiene,
y el regusto de la sal, el agrio
del fruto en agraz; dulcísimo,
el del fruto maduro y pleno,
el amargor donde floreces,
mezclándose, ardiendo, disolviéndose,
hacen de ti un sabor; el único
sabor, el que te vuelve en suya.

Y con él completo la armadura
del perfecto espacio: tu recinto
inequívoco, el sitio de ti misma.


Rubén Bonifaz Nuño (México)



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