martes, 7 de octubre de 2008

Amores


Todos los hombres que he amado, eran morenos; menos uno que era rubio.

Todos eran guapos, más guapos que yo, más inteligentes, más talentosos y mucho más pacíficos...

A uno lo dejé yo. Con los demás, aún no tengo claro quien dejó a quien.

Todos menos uno, se casaron con mujeres con más pasta que yo y más limpias.

Todos prosperaron lejos de mí. Yo digo que algo importante aprendieron en mi compañía.

Cuando casualmente me he vuelto a encontrar con alguno, alaban su vida familiar para a continuación querer meterse en mi cama.


Creo que soporto bien muchas maldades, pero las hipocresías…

Todos han envejecido, milagrosamente bien y creo que han llegado a parecerse los unos a los otros.

Sinceramente, yo prácticamente no me acuerdo de ninguno de ellos, ni de sus habilidades, si es que las tenían. Recuerdo sus nombres y poco más. Bueno algo más sí.

Más o menos, todos me hicieron sufrir y espero haber hecho lo mismo con ellos.

Toda la vida perdiendo el tiempo con el género masculino.
Pero quien seria yo, sin esas criaturas de Marte o de Júpiter o de donde sean, que me dieron, casi todo lo que hay en mi cabeza de Real y con los que aprendí a amar a odiar a esperar, a salir corriendo a besar...

A saber que no hay más vida que la fuerza de sus brazos apretando mi cuerpo, aunque todo sea efímero.


Si no fuera por ellos, en mi cabeza ( parodiando un poema) “no habría más que libros y flores de plástico".

A mis amores pasados. Gracias.

CGC



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