lunes, 10 de diciembre de 2007

Amores


AMORES


Menudo berenjenal hablar de amor, de amores, de clases de amor.

Voy a contar alguna de mis “historietas”de cosecha propia, pero paridillas al fin y al cavo, sobre las clases, los beneficios y perjuicios del amor, dentro de lo que yo conozco: (es una frase)

Empezaré por la clase de amor más práctico, más llevadero, más entretenido y que menos sufrimientos provoca. Salvo que nos empeñemos mucho:
El amor platónico, admirativo, contemplativo.
Naturalmente, ha de ser NO CORRESPONDIDO. Pues si lo fuera ya estaríamos en otra categoría de amores.

Es práctico porque todo lo que sucede en esa relación, lo pones tu, es tu invención. Haces con el amado lo que te apetece.

Hablas con él en la cama (vacía) en la ducha (vacía), lo llevas a la playa de paseo, incluso le consultas si le gusta el vestido que te estás probando en el Corte inglés. Siempre dirá lo que tu necesitas oír. Es un amor que habla y piensa poco.
Solo dice lo que tu quieres. Tu relación es un exquisito monólogo, cosa que una mujer que se precie, nunca desdeña.

En la cama no presenta ningún problema, ni riesgo alguno, todo depende de lo entrenadas que tengas tus ondas cerebrales para ver las cosas en cinemascope, technicolor y con sonido, estereofónico.

Pienso seriamente que todas las mujeres ( no se los hombres), tenemos un amor de estos. Es compatible con cualquier otro tipo de relación, incluso con las mejores y te puede divertir, consolar, incluso aportar buenas pensamientos para otras historias.

Personalmente, que recuerde, siempre ha habido uno en mi vida y por supuesto lo sigue habiendo, incluso más de uno, pero cuanto más concentrado y único sea, mucho mejor.

Un amor al que no necesitas pedirle nada, que te da todo lo que deseas, que te lo llevas al campo a la playa, lo subes en un avión, entra en un museo te acompaña a un concierto. La lista es inagotable.

Tiene algunos inconvenientes, este amor fantasma.

El primero, que si forma parte de tu vida cotidiana, te lo puedes acabar creyendo y hacer el mayor de los ridículos.

El segundo, que si no lo compartes cada cierto tiempo por uno de verdad de esos que te dejan el baño lleno de pelos y otras cosas raras, puedes acabar como una vaca sin cencerro.

A quien no le guste ese tipo de compañía, puede volver al Ángel de la Guarda, que era muy bueno pero bastante criticón.

Otro día seguiré con otros amores y amoríos.

CGC

4 comentarios:

Lola García dijo...

Bueno, bueno, bueno. Cómo me han gustado a mi siempre los amores platónicos. Los he tenido de todas formas y colores, como estoy segura que todo el mundo los ha tenido, y me han acompañado los 27 años de mi vida.
Pero creo que aquí hay que hacer una distinción. Existen dos tipos de amor platónico. Uno, el amor del que tu hablas, capaz de ser alternado y compartido con un amor palpable, el platónico sin pretensiones, el que nunca realmen te esperas.
Y luego está el que te hace pupa, mi especialidad. El amor platónico que persigues, que deseas sobre todas las cosas, el que te obsesiona y te hace idear todo tipo de estrategias para conseguirlo. El amor platónico que te termina rompiendo.
Pero tengo que decir que siempre me han encantado, y me han dado sin saberlo muchas satisfacciones.
Pero eso sí, me quedo con el de carne y hueso, que quedo con el que me cocina lentejas y me trae tamales de Perú de todas todas.

Besitos.

Lola.

Anónimo dijo...

Querida Cándida,

Sin duda,
después de leer tu post, ya no sufro más por amor.
Vivan los amores platónicos, como tu dices todo son ventajas, si lo sabes llevar, sin llevgar al caso de hacer el ridículo, claro esta....
Menuda idea!!! Estoy encantada de haberte encontrado,
yo,
ahora,
en pleno proceso de superar el desamor y apareces tú...
Me pongo manos a la obra,
para imaginar, como va a ser, el amor platónico que va a empezar a formar parte de mi vida.

Besos desde Valencia. Inma

Cándida González Cano dijo...

Claro que si, Lola, yo también me quedo con el de carne y hueso, que me haga unas buenas lentejitas y si trae tamales joooo, eso ya no tiene nombre. Pero...mi mente reblandecida,y hambrienta de estímulos, me pide tener su arsenal de amores fantasía , para inspirarme a la carta. Funcionó así, y a estas alturas de mi vida, me parece hasta bien.

Las clases de platónicos que enumeras, todas me parecen totalmente correctas y las comparto.

Qué no daría yo, porque la letra de alguna bonita canción, se hiciera realidad en mi vida. Soy de las que no pierde la esperanza, pero que tampoco mueve el culo de la silla.

Gracias por tus siempre esperados comentarios y disfruta que la vida es larga y la muerte muy corta.(me puse sentimental)envidia por las lentejas.

Besos Candi

Cándida González Cano dijo...

Querida Inma, muchas veces pienso que nadie debería hablar de amor, más que consigo mismo.Pues siempre se habla de algo que es totalmente diferente para cada persona.

Sería más fácil hablar de sexo, aunque tampoco sería sencillo, ponerse de acuerdo con muchas definiciones, sensaciones...

Veo que tienes sentido del humor y eso para mí es la sal de las lentejas.
No tendría una relación sentimental sin tentido del humor, ningún gachó me compensaría, por bueno que estuviera, de la falta de humor. Por eso a mis amores platónicos, yo los hago tan graciosos, que me parten de risa. Uno de carne y hueso, tendría que esforzarse un poquito.

Los amores platónicos, tienen que ser personas conocidas, con los te relacionas a menudo o de vez en cuando, tienen que estar como un tren, más o menos.Y lo fundamental, tienes que ser invisible para ellos, no hacerte ni puto caso.Y desde luego casi siempre son un poquito canallas.

Los actores buenorros, los cantantes, deportistas etc. A mí, desgraciadamente, ya no me funcionan.

Gracias por comentar y un abrazo Candi