Todas las voces están huérfanas de sí,
y en esa orfandad se asisten, se acompañan.
Ahí está el misterio. El que no podemos tocar,
para el que no existen las manos.
Las manos.
esa región desconocida que nos acerca y nos aleja al mismo tiempo.
Me pierdo en la penumbra de lo que quisiera gritar y no puede.
El deseo es lo que nos rescata del abismo,
pero también se yergue lo que no admite consuelo.
Palabras como pájaros en la soledad del aire.
Lucía Estrada
2 comentarios:
Encima está buen....
palabras como pájaros en la soledad del aire... y el aire está hecho de una soledad que se cae cuando los pajaros no tienen alas pero se levantan como bolsas de plástico que no sabemos por qué se suben al cielo, acaso Dios también es un reciclador? un saludo desde Perú.
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