lunes, 18 de agosto de 2008

Fabio Morabito. Mudanza



Mudanza

A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar sólo lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos:
un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula,
que dejó en su lugar
aunque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
es más,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanza
se disuelva como una fiebre,
como una costra que se cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los viejos inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo de ellos
en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver.

De: Lunes todo el año

Fabio Morabito




4 comentarios:

Anónimo dijo...

De verdad, pero qué chula es esta.

Cándida González Cano dijo...

Sí, está muy bien, me gusta mucho.
Pero sólo si se aplica sólo a las casas, a otras cosas de la vida no.

Candi

Anónimo dijo...

No, no. Si no digo que sea chulo lo que cuenta, está claro que no saber bien cual es tu sitio y nisiquiera intentar hacer de un lugar tu sitio no es chulo.
Pero me encanta el símil.

Cándida González Cano dijo...

no hay más sitio que el de la imaginación, que aun así reciclamos a cada momento. Todo está sujeto a continua mudanza.

Solo es seguro el pasado, porque ya no existe.

saludos candi