sábado, 5 de julio de 2008

Hay muchos mares


Cuando no hay nada que hacer, lo mejor es rendirse. Yo soy necia y tozuda, pero hasta para mí, ha llegado el momento de la rendición.

Me aparto de mis armas (todas inofensivas) y me alejo. Algún día tenía que ser. Es mucho lo que pierdo con esta derrota: el calor de tu cuerpo dentro de mi cabeza, que me hace sentir viva, y todas las palabras que han salido de mi teclado y han alegrado tantas horas de mi vida.

Reconozco que me he pasado sobre todo por el tiempo, por tanto tiempo en contacto con el vacío de un agujero negro.

Pero estoy bien, hay muchos mares, mucha arena, mucho sol, mucha luz y la vida siempre es un misterio, que puede reservarme algo de amor donde menos lo piense.

Tengo muchas artes para olvidar. Y el tiempo no me importa nada, el tiempo y yo nos hemos fundido, en un absoluto que va sin prisa, hacia donde tenga que ir...

Sin prisa pero sin obsesión. En todo caso sin esta obsesión.

Abriré mis puertas y mis ventanas y estos afectos míos, que no han recibido ni una gota de clemencia, volverán, donde siempre debieron estar: en el fondo del mar.

Cómo las llaves de la canción.

CGC

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