Un día como hoy, sería un buen día para que vinieras a buscarme.
Acercarte a mi puerta, tocar el timbre tres veces como hacen los enamorados.
Me pondría los zapatos, pintaría mis labios con un rojo suave para no mancharte y correría escaleras abajo sin esperar el ascensor.
Pasearíamos por la playa, donde rompen las olas con los pantalones remangados dejando que la espuma roce nuestros pies.
Te hablaré sólo de cosas bonitas y esperaré a que quieras tomarme la mano.
Te invitaría a nadar un par de largos por la playa pequeñita y si no fuera una playa tan urbana, a secar nuestros cuerpos desnudos sobre la arena.
Aquí se acaba la historia. No hace tiempo para ir a la playa, no sabes el camino de mi casa, no estamos enamorados y me parece, que mojarte no te va.
Pero un poco de imaginación no creo que me mate.
Si no fuera tan difícil, me alejaría de ti. Buscaría una casa en la montaña, con vistas al mar, plantaría muchas flores, un cerezo una higuera un acebo y un olivo.
Pondría un detector contra “hombres duros” que naturalmente te alejaría de mis dominios.
Juego con mi cabeza, disfruto con tu ausencia y te tengo, mucho más, que si te tuviera.
Eres mi más oculto tesoro.
Y si el mundo se quiere parar, que se pare...
CGC
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